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El Torneo Apertura llega a su fin con un ganador al que no le hizo falta “jugar” para imponerse el campeonato doméstico. Con la caída de Alianza ante UTC de Cajamarca el último jueves en Matute, Sporting Cristal aseguró su presencia en la próxima Copa Libertadores 2019 y la disputa por el título nacional a fin de año.

No existe manera de que alguien cuestione este logro, el equipo celeste fue el que mejor juego expuso, el único que conjugó exhibición con resultado y juventud con experiencia. Mérito de ello radica en el trabajo de Mario Salas, el chileno que, con perfil bajo, llegó al club del Rímac para imponer un estilo de trabajo que ha calado hondo en la ideología bajopontina.

Por supuesto, nada de esto hubiera sido posible sin una labor responsable e intachable por parte de una directiva ducha y exigente.

Figuras como Carlos Lobatón, Horacio Calcaterra, Gabriel Costa y Emanuel Herrera son los protagonistas de este logro, pero es imposible dejar de lado a figuras como Patricio Álvarez, Johan Madrid, Marcos López, Edison Chávez y Christopher Olivares, entre otros. Ningún otro equipo estuvo en esa sintonía, ya sea por la calidad de su plantel, la visión de su directiva o las virtudes de su juego, la competencia jamás dio la talla para Cristal.

Algo que habla mucho del buen trabajo que se realiza en Cristal es el hecho de que esta nueva conquista no es una sorpresa, como tampoco lo será si a fin de año nos encontremos aquí mismo hablando sobre el título nacional alcanzado por el este equipo. Es elocuente que existe una continuidad en el trabajo.

Lo que sí sería una verdadera sorpresa, y de las buenas, es que comentemos por lo menos una campaña digna de Sporting Cristal en la Libertadores y no un nuevo paso efímero por el torneo. Este comentario no debe confundirse con un ánimo de mezquindad, lo de Cristal es ejemplar en casa, pero fuera de ella, en los últimos años, ha sido una réplica del resto de equipos nacionales. Ese el pendiente de esta directiva y el gran reto de este grupo de trabajo. Ya el tiempo nos terminará confirmado si este proceso alcanza ese objetivo urgente. Hasta entonces, un enorme y merecido “¡Salud, Cristal!”.

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