Luego de la reciente visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU. a Taiwán, que tensionó las relaciones de Washington con China, conviene conocer el problema sobre Taiwán que China considera un asunto innegociable. El 1°de octubre de 1949, con Mao Tse-tung a la cabeza, triunfó la revolución comunista, estableciéndose la República Popular China.

El grupo Guomindang perdedor, se retiró a la provincia de Taiwán –una pequeña isla ubicada frente a la inmensa China continental– y, con el apoyo de la Casa Blanca, desde esa posición geopolítica, fue la piedra en el zapato para el gobierno de Beijing. La política de Estado de China ha sido siempre la unidad de una sola China por lo que considerar a Taiwán fuera de su territorio es inimaginable. Desde el mismo día de la revolución, China brega por la completa solución de Taiwán, incluso aceptando en 1979, la idea de “un país dos sistemas”, donde Taiwán pudiera mantener el modelo capitalista impulsado por occidente con el marco político controlado por Pekín.

En los años 90 el líder taiwanés Li Denghui, sorprendió a Pekín con la visión separatista encaminada a la creación de dos Chinas que Beijing consideró un completo despropósito y una amenaza a la paz en la región. Desde entonces el mundo se mantiene a la expectativa. El Perú cuida muchísimo la relación bilateral con nuestro primer socio comercial, de allí que contamos con nuestra embajada en Beijing ante la República Popular China y una Oficina Comercial en Taipei ante las autoridades de Taipei. Mirando a Taiwán de hoy, cuya población de 23,57 millones, es en su mayoría joven, y no se siente China como sus padres o abuelos, debería abordarse el tema político de fondo con realismo y sensatez.

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