El Poder Judicial ha ratificado la orden de captura internacional contra cuatro criminales de alto vuelo perteneciente a la banda terrorista llamada MRTA por haber asesinado hace 35 años a un grupo de homosexuales, solo por el hecho de serlo, en una discoteca de Tarapoto, como para dejar muy en claro que estos salvajes nunca han sido ni serán “luchadores sociales” o “revolucionarios”, sino simples terroristas que tienen que volver a estar en las rejas hasta el fin de sus días.
Se trata de delincuentes ya conocidos y prontuariados como Peter Cárdenas Schulte, Lucero Cumpa Miranda, Alberto Gálvez Olaechea y Lino Manrique, quienes hoy viven cómodamente en el extranjero pese a ser señalados por el Ministerio Público como los responsable de la matanza de ocho personas ocurrida en la discoteca prostíbulo Las Gardenias, un espantoso crimen de odio cometido por esta banda terrorista en lo que consideraban una acción de “limpieza social”.
Estas personajes que cargan con varios muertos sobre sus espaldas, eran parte del “comité central” de la banda criminal y el Ministerio Público, en una hipótesis que ha sido acogida dos veces por el Poder Judicial, considera que fueron los responsables de ordenar este asesinato masivo en Las Gardenias en mayo de 1989, por lo que ha dispuesto su captura para que sean juzgados en el Perú más allá de las condenas con carcelerías que ya han purgado desde los años 90. ¿Los traerán algún día?
Qué dirán los “primos hermanos” de estos asesinos que desde la izquierda han tenido posturas tibias frente a lo que ha sido el MRTA para el Perú, que no ha sido poca cosa. Han secuestrado, torturado, matado, herido y colocado coches bomba, pero para algunos estos terroristas despiadados eran casi unos angelitos guiados por “la solidaridad” y el deseo de que haya “justicia social”. Si lo dudan, deberían saber que actualmente en el Congreso hay varios legisladores que abogan por estos delincuentes.
Es de esperarse que los ministerios de Relaciones Exteriores y de Justicia y Derechos Humanos hagan su trabajo para lograr la extradición de estos asesinos a los que no se les debe dar espacio para la victimización y el discurso distorsionado. Se lo van a agradecer todos los peruanos, pero especialmente los deudos que dejaron y que deben ser reparados con una justa condena contra quienes por esas cosas que solo pasan en el Perú, se libraron de la cadena perpetua que merecían.