En un momento tan crítico como el que vive el país tras la descomunal pandemia que se ha llevado la vida de más de 200 mil personas y ha devastado la economía y el empleo, es verdad que el Perú no merecía un presidente tan limitado, improvisado y huérfano de gente valiosa a su alrededor como Pedro Castillo, sobre el que además pesan cinco investigaciones de parte del Ministerio Público no solo por presuntos actos de corrupción, sino también por algo tan patético el plagio de una tesis.

Sin embargo, también es verdad que los peruanos no merecíamos un Congreso como el que tenemos hoy en funciones, plagado de personajes que con motivo de la elección de la Mesa Directiva, se han sacado los ojos con tal de acomodarse y ganar una mísera parcelita de poder, sin importar que en realidad hay un interés mayor, que es el de unirse para hacer frente al régimen incompetente y corrupto de Castillo y a las bancadas que son su soporte en su labor de hundir al Perú.

La elección de la Mesa Directiva que se llevará a cabo hoy, ha servido para confirmar el nivel de nuestros políticos y de las agrupaciones que los lanzan cada cinco años, que en realidad no existen. Al momento de fraccionarse, apuñalarse y llevar agua para sus molinos, no hay izquierda ni derecha, ni limeños ni provincianos. Todos son iguales. Mientras tanto, Castillo y gente como Aníbal Torres siguen en el poder, quizá celebrando que la oposición sea un remedo de oposición.

Pero las muestras de descomposición ya venían desde antes. La sola presencia de un grupo de congresistas de Acción Popular llamados “Los niños”, y que nadie mueva un dedo para expectorarlos del Poder Legislativo, es una vergüenza. En realidad, no entiendo qué diferencia puede haber entre ellos y los famosos “tránsfugas” que se compró al peso Vladimiro Montesinos a fin de tener a cambio de dinero, la mayoría parlamentaria que el fujimorismo no ganó en las urnas. Varios acabaron presos, pero ahora no pasa nada.

Hoy se elige la Mesa Directiva y cualquier cosa puede suceder. Como máximo se esperaban tres listas, pero al final hubo cuatro, todas ellas de lo más variopintas y con uniones jaladas de los pelos, lo que no hace más dar la razón a aquellos que afirman que si se va el presidente Castillo por todo lo que ya sabemos, que se vaya a su casa también el Congreso que no ha estado a la altura y se convoque a nuevos comicios. El Perú no merece seguir cuatro años más con esta gente.