El acoso y la violencia contra la mujer son delitos, problemas muy serios, una realidad triste que lamentablemente aumenta en nuestro país y que no se debe tomar a la ligera, mucho menos en una sociedad como la nuestra. Según el último informe del Ministerio Público, entre enero y julio de este año se registraron 48 casos de feminicidio. No son cifras para ocultar, sí para estar atentos y tomar medidas desde el lugar en el que nos encontremos. Por eso, nos parece totalmente irresponsable que un personaje que pertenece al ambiente artístico, en este caso musical, figura muy mediática y que tiene mucho llegada al público, no solo con sus canciones sino también con sus mensajes, se atreva a manejar tan alegremente un asunto tan serio, como si fuera un pretexto para poder salir en los programas de televisión y en las páginas de los diarios con el fin de promocionar su carrera. Robert Muñoz, intérprete de cumbia, hace una semana empezó “la telenovela” al acusar a un exintegrante de su orquesta de acoso sexual en contra de su actual pareja. ¿Pero lo hizo acaso ante el Poder Judicial? ¿Llevó las pruebas respectivas? No. Lo publicó en su página en Facebook, lo que generó un escándalo mediático, restándole de esa forma toda la seriedad que requiere el asunto. Porque el que quiere realmente tomar el toro por las astas, y cortar de una vez con una situación que empieza a tomar ribetes de delito, pues la denuncia; no la faranduliza. Y esto no fue lo único, pues como bola de nieve aparecieron episodios y situaciones que empezaron a desbordarse, pero todo enmarcado en más episodios de violencia. Tras la denuncia del cantante sobre el acoso a su pareja, aparecieron mensajes de texto de la joven, bailarina de su orquesta, en los que contaba que era víctima de maltrato y señalaba como responsable al intérprete, lo que generó más prensa y notas en los programas de televisión de farándula. Pero una vez más se dio el desatino, el manejo de un tema que merece un tratamiento serio llevado a la bronca televisiva. La señorita admitió lo que había escrito, pero justificó su denuncia a un episodio de “desesperación” que la hizo mentir solo para cortar las llamadas de una expareja. En fin, un trabalenguas que pocos entienden. Poco favor hacen estos personajes y la exposición que tienen para aportar en algo a cambiar la violencia contra la mujer. Si existió o no, en sus conciencias quedará. Pero, por favor, no más show, por respeto a tantas mujeres que mueren cada año por esta realidad que duele.