A raíz de la defensa de José Luis Roque y David Sánchez Manrique que asumí como abogado, coloqué un post en mi Facebook para que quien quisiera informarse en serio del asunto pudiera hacerlo. Lo hice en estos términos:

“Como no quiero que el debate se base sobre adjetivos ni sobre impresiones generales dichas en tres minutos en un noticiero, acompaño a este correo los link donde pueden Uds. ver todo el proceso seguido ante la Corte Suprema de Justicia. Allí escucharán a los propios acusados, a sus abogados y al abogado de la parte civil”. Vale decir, daba la versión de todas las partes concernidas. Ni un insulto, ni un adjetivo.

Como pasa en Facebook, hay opiniones en todos los sentidos, pero, ¿debemos los ciudadanos soportar la difamación? Creo que no, y por ello invito a quienes sepan de quién se trata esta persona que se esconde bajo el seudónimo “José Sangre Azvl”, dado que no se atreve a consignar su nombre, que pueda revelarlo a efectos de poder llevarla a la justicia para que responda por sus actos.

Comenta sobre el “post” que había colocado: “Basta leer los comentarios para darse cuenta que la opinión pública en su GRAN mayoría condena a este viejo miserable. Miserable, COBARDE, capaz de hacer comentarios burlones sobre un muerto, que ya no se puede defender. Un pobre e infeliz CABRO, como sus defendidos”.

Yo le respondo así: “¿Sería Ud. tan amable de consignar su nombre real y su DNI? Gracias”.

Sin embargo, siguió insultando: “Pon tu teléfono celular, viejo miserable, y te digo mi nombre y mi DNI yo mismo, a la última persona del mundo que le voy a tener miedo es a ti, cobarde”.

Le volví a contestar civilizadamente señalando que: “No tengo por qué tener ningún contacto por teléfono con Ud. ni razón distinta para escribirle que pedirle que consigne su nombre real para que así todos quienes siguen estas opiniones puedan saber de quién se trata esa persona que así se manifiesta. Además, porque espero que sepa dar la cara en los tribunales de justicia. ¿Lo hará o seguirá escondiéndose en un seudónimo? Espero que lo haga”.

Hasta ahora no lo ha hecho y continúa por la senda de la difamación. Vuelve a decir: “Eres un huevón. Viejo cabro, pon tu teléfono, miserable, y te digo lo que quieras, grabas la conversación si gustas. Y cabro significa cobarde, que es lo que eres, no es que te esté tratando de homosexual, tu orientación sexual no me incumbe. Cuando quieras, viejo cabro”. Esta última comunicación fue el 2 de enero a las 23:25.

¿Es esa la manera de utilizar las redes? ¿Tenemos los ciudadanos que soportar esos insultos? Lo menos que puede hacer es identificarse públicamente, como públicos son sus insultos. Después, la justicia decidirá.