Las últimas elecciones regionales de octubre pasado fueron lapidarias y dejaron muy descolocado al partido marxista Perú Libre. Su líder y exgobernador de Junín, sentenciado por el Poder Judicial por corrupción, sabe bastante bien que los peruanos no abrazan su desfasada ideología comunista y para muestra un botón: De las 26 gobernaciones regionales, su partido Perú Libre no obtuvo ninguna victoria y en Lima, su candidato obtuvo el último lugar. La derrota del partido del “lapicito” de Vladimiro Cerrón ha sido tan abrumadora en las regiones que ésta amarga experiencia les ha demostrado que el acceso del partido a la Presidencia de la República no se debió a su ideología comunista, sino a la elección de los votantes de un personaje sindicalista y docente, como resulto ser Pedro Castillo.

17 meses después, luego del autogolpe de Estado de Castillo y de la declaración de su vacancia por el Congreso de la República, Dina Boluate, exvicepresidenta y también renunciante del partido de Cerrón, asumió la Presidencia de la República. A estas alturas, Perú Libre sabe perfectamente que no goza de la simpatía de los peruanos y, aprovechando la difícil coyuntura política, trata de pescar a río revuelto, presionando y empujando a la nueva presidenta para que renuncie a su mandato y les permita continuar con su plan de llegada al poder. Los remanentes terroristas miembros del Movadef, a través de sus líderes excarcelados, ejercen la violencia y contribuyen con azuzar las protestas en el interior del país. Así lo demuestran distintos reportajes periodísticos con las imágenes de estos personajes en plena acción. Los Bermejos, los Bellidos, los Cerrones y todos sus allegados saben perfectamente que esta es la última oportunidad que tienen de llegar tan lejos en la cumbre del poder y no renunciaran ni a sangre ni a fuego a lograr su fallida “Asamblea Constituyente”, con la finalidad de empoderarse y perpetuarse en el poder.

La última encuesta de Ipsos Apoyo sobre las prioridades que el Poder Ejecutivo debe atender ubica a la de “impulsar la Asamblea Constituyente” en último lugar. Entonces, si queda en evidencia que la ciudadanía tiene otras prioridades antes que la “agenda marxista” en el Perú, despertemos y reaccionemos para cerrarles el paso e impedir que logren su propósito. ¡El Perú, se ha convertido en una piedra en el zapato de las progresías de América del Sur!