El congresista de Acción Popular Darwin Espinoza tiene todos los elementos como para haber sido desaforado hace tiempo, más allá de los problemas que tendría que afrontar ante el Ministerio Público y el Poder Judicial. Sin embargo, el hombre sigue en funciones, cobrando y además indignándose y victimizándose por los graves cuestionamientos en su contra.
Es uno de “Los niños”, ha sido acusado de usar personas y recursos del Congreso para formar un partido y ahora se ha sabido de los intercambios de favores en que habría incurrido junto con su colega Kira Alcarraz. Sin embargo, ahí sigue, como si nada, incluso es el vocero de la bancada de su alicaído partido.
El legislador Espinoza es una muestra viviente de lo que es nuestra política plagada de gente dudosa que ni sabe cómo llegó a ser congresista, que poco o nada aporta y que además goza de total impunidad como para no ser sancionado y seguir cobrando su sueldo que le pagamos todos los peruanos.
De qué vale indignarse si al caballero no le pasará nada. Solo queda esperar que llegue julio del 2026 para que se vaya a su casa o quizá a desfilar por el Ministerio Público, mientras a los peruanos debe quedarnos un espacio para la reflexión que nos haga ver lo irresponsables que somos al momento de elegir a nuestras autoridades.