Los programas dominicales están presentando los problemas de gestión de la autoridad competente para gestionar el transporte urbano en Lima y Callao. La Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) se encuentra en el ojo de la tormenta. La ATU es la responsable de ejecutar proyectos de infraestructura. Lamentablemente la administración que dirigió dicha entidad hasta mayo de 2022 siempre negó esa función. “No hacemos infraestructura”, decían. Busquen los registros periodísticos.
Ahora bien, ¿qué hay detrás de la negativa de la ATU para recibir las obras de la ampliación norte del metropolitano?, negativa que viene desde la gestión iniciada en el 2019. Sencillo, no se han gestionado las adendas con los concesionarios de la flota vehicular del Metropolitano ni con el operador de recaudo, adendas que debieron iniciarse por lo menos cuando el expediente técnico de la obra se encontraba listo, esto es, 2021. El problema no es la ATU como institución, sino las cabezas que la dirigieron desde que se creó y que hoy están de vuelta en la nueva administración de la ATU y del MTC.
Hagamos un ejercicio. Sino, hagamos pública la relación de inversiones y proyectos de infraestructura culminados por la ATU desde el 2019, la relación de nuevos corredores complementarios licitados desde el 2019 a la fecha, la relación de adendas firmadas para solucionar los problemas contractuales de las concesiones heredadas, o los documentos con los que la ATU se negó a realizar las compras de las tarjetas de la Línea 2 del Metro y su negativa a poner en operación los primeros kilómetros que hoy la ciudadanía utiliza. La alta dirección de la ATU se negó a hacer lo que le correspondía para recibir las estaciones del metropolitano y salvar a los corredores complementarios. El problema no es la institución, sino quienes la dirigieron.