En tiempos de “influencers”, personajes que han conseguido notoriedad y miles o millones de seguidores en las redes sociales, era inevitable que en algún momento estos accedieran a los medios tradicionales de comunicación; cuyos directivos ven en ellos, a los elementos necesarios para acercar sus empresas a las nuevas audiencias.
En la televisión, esta convocatoria, empieza a ser más visible, aunque en la industria musical, desde hace algunos años, hay cantantes que han pasado del anonimato a la popularidad porque gracias a que influencers de Tik Tok o Instagram usaron sus canciones en sus post, estos se viralizaron. Pero vayamos a la pantalla chica, que es donde estamos viendo la aparición de estas figuras de redes en programas tradicionales, ¿realmente estos consiguen el impacto que de ellos se espera?.
Hay que recordar, que una de las características de quienes destacan en las redes con sus discursos de entretenimiento, es que estos son muy cortos, cuanto menos duran sus mensajes, más es el impacto; descontando que muchos de ellos, su opinión no es tan contudente, como sí los videos que comparten y que son los que realmente interesan. La señal abierta tiene un público distinto que las redes. Los que consumen la televisión tradicional están acostumbrados a otro tipo de contenidos y sobre todo, le dan la venia a un comunicador que pueda mantener el ritmo de un programa o espacio no solo por un par de minutos.
Que una figura de la televisión tradicional luego se convierte en influencer de redes, es algo que sí se ha visto, pero al revés, por lo menos por aquí no se ha comprobado. Hay que ser honestos, en estos momentos, hay un cierto abuso del término influencer, en lo que respecta a ser un personaje que tiene la fuerza necesaria para lograr que un público determinado consuma cierto producto o vea cierto contenido. No todos son los que están, no todos son los que se venden como tal, y hay quienes no proclaman nada y sí se nota su influencia. En tiempos de cambios y de nuevas propuestas en los medios de comunicación hay que integrar las que realmente funcionan y hay que cuestionar las que puedan aparecer con la promesa de que es la tendencia.