Parece ser que los últimos días de popularidad del candidato Pedro Castillo no han caído bien a la dirigencia de Perú Libre y es que, desde que pasaron a segunda vuelta, los reflectores nacionales se han dirigido a Vladimir Cerrón, su familia y entorno. “Pedro: ¡Ya nos exhibiste!”, parecen gritar enfurecidos muchos militantes del lápiz en Junín, quienes pensaron que sus delitos pasarían desapercibidos. Si bien la justicia avanza lentamente y muchos medios no han presentado toda la información sobre el partido de Castillo en la primera vuelta, puedo decir, con todas sus letras, que de Perú Libre tenemos pruebas, no hay ninguna duda.

Las decenas de denuncias en Fiscalía que tiene Vladimir Cerrón y la mafia de Perú Libre empiezan en el 2010. Hasta la fecha, el vacado gobernador de Junín tiene una sentencia judicial firme por favorecer a una cuestionada empresa con más de 850 mil soles. Además, debe responder por 9 acusaciones fiscales sobre colusión, malversación de fondos, peculado, defraudación y aprovechamiento del cargo. Debe quedar claro que todos estos procesos involucran no solo a Cerrón, sino a la cúpula de Perú Libre que piensa gobernar el país si gana Pedro Castillo.

Día a día, la región Junín prueba el sabor amargo de ser gobernada por una mafia que le ha robado todo. Las obras paralizadas, que nadie puede usar y en donde el dinero se lo tragó la corrupción, son prueba física de lo que le esperaría al Perú: cuatro hospitales paralizados (El Carmen, Satipo, Pangoa y Pichanaki), tres hospitales colapsados (Jauja, La Merced y Tarma), seis carreteras paralizadas (Acobamba-Condorin, Chupuro-Huasicancha, Huayauniocc-Huasahuasi, Jauja-Palca, Chupaca-Orcotuna y Huancayo-Parihuanca) y decenas de obras de infraestructura pública con deficiencias o incumplimientos en agua y saneamiento, puentes y colegios. Junín ya lo sufrió y sigue sufriendo ¿Queremos que este modelo de corrupción se replique en todo el Perú?