Alguien debería decirle al presidente Pedro Castillo que la culpa de la espectacular rechifla recibida el jueves pasado en el Hospital Edgardo Rebagliati no la tiene un pobre jefe de EsSalud, sino su propia gestión inepta y corrupta que ha dejado de lado el trabajo en favor de los peruanos más necesitados como los que acuden a un centro de salud público a atender sus males o a ver el padecimiento de sus familiares.

Luego del sonoro repudio expresado al mandatario en el Rebagliati, el profesor echó del cargo al entonces jefe de EsSalud, quien ha sido reemplazado por el ya conocido Mario Carhuapoma, acusado de violencia familiar, manejar ebrio y de haberle dado a la institución un manejo nada santo mientras estuvo al frente de ella hasta hace pocos meses. Allí tiene el presidente Castillo a un funcionario que cumple con los todos “requisitos” para ser parte de su administración.

Pero más allá del cambio de cabeza en EsSalud, lo que debe entender el presidente y todos sus ayayeros empezando por su ministro de Trabajo, Alejandro Salas, y su impresentable y fugaz premier Héctor Valer, es que esas muestras de rechazo han sido espontáneas simplemente porque este gobierno está podrido y de yapa es un desastre que no sabe ni gastar los recursos que tiene al estar plagado de incompetentes y sinvergüenzas.

Lo vemos en salud pública. Por un lado, tenemos al sector Salud manejado por gente como Hernán “agua arracimada” Condori, Jorge “pitufeo” Peña o Kelly Portalatino, todos ellos seleccionados como ministros no por sus capacidades, sino por ser incondicionales de Vladimir Cerrón. Si miramos a EsSalud, de donde Carhuapoma nunca se fue, es evidente que la gestión prioriza cualquier cosa antes que la buena atención a la gente que no tiene para pagar a un privado.

Quizá el presidente se haya acostumbrado a que en sus actividades esté presente una portátil para que lo aplauda. Pues el jueves pasado hubo ausencia de estos ayayeros y pudo sentir el verdadero pesar de la gente humilde que sufre por efecto de la corrupción y la ineptitud del autoproclamado “gobierno del pueblo” que cree que lo van aplaudir a pesar de sus investigaciones ante la Fiscalía y que no puede ni comprar un poco de urea. ¿En qué galaxia vive este señor?

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