Cómo será de improvisado e informal el presidente Pedro Castillo, que para escaparse del Congreso en la tarde del martes en que se reunía con la Junta de Portavoces, dijo que tenía que ir rápido a su despacho a estampar su rúbrica a fin de dar por terminada la inmovilización social dispuesta en Lima y Callao desde la noche anterior. Sin embargo, dicho levantamiento anticipado no vio la luz jamás. Todo fue cuento, una viveza propia de quien seguro no tenía nada que decir ante los legisladores.
No obstante, desde ayer la situación del gobierno se ha complicado con la muerte de un manifestante en la entrada norte a la Región Ica, y no está para vivezas ni salidas fáciles. El fallecido es Yhony Quinto Contreras (20), quien pereció a un costado de la Panamericana Sur durante un enfrentamiento con la Policía Nacional, cuyos efectivos hacían su trabajo de resguardar el orden y proteger sus instalaciones. Doce agentes resultaron heridos y tuvieron que ser atendidos con el Hospital Regional.
Hasta ayer, los voceros del gobierno señalaban que los cinco fallecidos anteriores no tenían nada que ver con el accionar del Estado para restablecer el orden. Incluso el ministro de Defensa, José Gavidia, señaló que se trataba de atropellados, de gente que no pudo ser atendida debido a los bloqueos y de un menor que cayó a un río en la región Junín. Hoy la cosa es distinta. ¿Dirán algo la izquierda y las ONGs que en otros casos exigían juicios a autoridades políticas y sus renuncias inmediatas?
Lamentablemente no se puede esperar mucho de este gobierno precario y tambaleante. El país se incendia con movilizaciones y desmanes, pero tenemos un presidente informal, improvisado, sin visión política, sin planes ni rumbo, y que cree que todo se soluciona armando gabinetes impresentables que son producto del cuoteo y la repartija, que tiene como propósito contentar a los aliados antes que en contar con gente capaz que aporte o al menos cubra las limitaciones del mandatario.
Alguien debería decirle al presidente Castillo que el Perú no se maneja como si fuera su sindicato de profesores revoltosos que se niegan a ser evaluados, o de la misma manera como se organizaban las marchas del Movadef para pedir la libertad de Abimael Guzmán. Nuestro país necesita un gobernante con otras condiciones que evidentemente el actual jefe de Estado no ofrece, por lo que, sin duda, lo mejor sería que de una vez nos haga un inmenso favor y renuncie a su cargo.