Cuando Pedro Pablo Kuczynski entró en campaña rumbo a la Presidencia de la República, decidió convocar a Martín Vizcarra como su primer vicepresidente. Martín venía de haber sido presidente regional de Moquegua y había tenido éxito en su gestión, provenía de la empresa privada y sabía ejecutar las obras.

Ya en el gobierno, PPK lo nombra ministro de Transportes y Comunicaciones, la cartera más importante si hablamos de obras públicas.

Ahora, si sabemos que PPK es de edad avanzada y trabaja de la mano con Martín Vizcarra, entonces entendemos que le resulta útil al Presidente y al país para ejecutar con mayor velocidad la obra pública.

Por eso, no entiendo a algunos congresistas que están planeando interpelar al ministro Vizcarra y otros que hablan hasta de censurarlo; incluso hay un descendiente de un presidente honrado que dice: “Vizcarra es el vicepresidente, no tiene por qué ser ministro”.

Parece que algunos congresistas no conocen la Constitución, o simplemente quieren hacer política a costa de que las obras se retrasen o que finalmente no se hagan.

Un gran sector de la población les dice: “Dejen trabajar a Martín”. No se les pide que abdiquen de su función fiscalizadora, que por imperio de la Constitución les corresponde, pero eso de poner cortapisas desde el comienzo es solo de quienes no quieren el desarrollo del Perú.

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