Con la debida anticipación, las instituciones electorales advirtieron de los plazos que tenían los movimientos y partidos políticos para conformar sus listas de candidatos al Congreso de la República.

¿Qué grupo cumplió con llevar a cabo elecciones entre sus militantes o afiliados para conseguir nóminas que sean el resultado de una auténtica participación democrática interna?

A estas alturas, vencido el plazo para cumplir con dicho proceso, una vez más salió a relucir la informalidad que existe en partidos y movimientos políticos, gran parte de ellos controlados por caciques o cúpulas que se perpetúan en los cargos.

Lo ocurrido al interior del Partido Nacionalista, del gobierno de turno, es prueba de cómo los grupos son débiles y solo cobran vida en tiempos de comicios para después “hibernar” y probar suerte cada cinco años.

Que el candidato presidencial Daniel Urresti no conozca a los integrantes de su lista congresal, y que la propia lideresa del nacionalismo, Nadine Heredia, no haya participado en su conformación, reflejan la improvisación con que actúan dichos políticos y la falta de seriedad para respetar los resultados de las bases que escogieron a sus representantes.

Lo ocurrido al interior del nacionalismo no es ajeno al resto de partidos y movimientos, ya que la mayoría ni siquiera pudo completar sus listas en ciertas regiones.

Estos problemas se dan por la proliferación de grupos que sueñan con el poder y cuando más bien lo mejor es buscar la participación de cuatro o cinco partidos para consolidar nuestra democracia.

¿Cuándo acabará este circo electoral?

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