Todas las alarmas se han encendido cuando el Congreso se alista para meter la mano donde no debiera. A saber: el retiro de fondos de la ONP para extraer del Tesoro Público unos 9 mil 800 millones de soles. Buscan también el retiro del 100% de las AFP para entregárselos a los aportantes dejándolos sin fondos de jubilación cuando les corresponda. Así mismo pretenden la congelación de deudas bancarias, lo que, según el BCR, haría caer la economía del país entre el 30 y 40%. Otra propuesta es bajar las pensiones en los colegios particulares que brinden clases virtuales. Y, como si fuera poco, se proponen suspender el cobro de servicios de agua, luz, gas, telefonía fija y celular, entre otros, durante un estado de emergencia. Ya se les ha advertido de las consecuencias sobre la economía, lo antitécnico de las propuestas, el populismo que persigue pese a las buenas intenciones que puedan tener, y la ignorancia que denotan. Lo peor es que nuevamente embarcará a ambos poderes del Estado en un desgaste de energía y tiempo, demandas y arbitrajes internacionales, procesos en el Tribunal Constitucional y otros líos para los que no tenemos tiempo cuando todos deberíamos concentrarnos en salvar vidas. No me extrañaría que captar electorado para las próximas elecciones generales pueda acompañar a la necesidad de insistir con algo que, desde los técnicos hasta el sentido común, les dice que el Covid 19 no va a retroceder con esas decisiones. La aparente armonía encontrada entre Ejecutivo y Legislativo, tras la presencia del nuevo Primer Ministro, podría desequilibrarse para volver a lo que ya es un deporte nacional: el pleito.

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