La pandemia ha hecho que el gobierno asuma y decida qué, cómo y cuándo desarrollar determinadas actividades. Ningún régimen en el mundo es especialista en el manejo de crisis como la que vivimos, pero en todo el planeta los gobiernos manejan las crisis de los países que dirigen, al asumir decisiones. Se podrá acertar o errar, pero jamás culpar a terceros.Las actividades que se van a permitir por el gobierno, están programadas en 4 fases a desarrollarse de manera progresiva, y sujetas a protocolos de seguridad. Se ha advertido por la presidenta de la CONFIEP, que existen una serie de requerimientos difíciles de cumplir particularmente por las pequeñas empresas, como la permanencia de una enfermera por cada 20 trabajadores y un médico para empresas de 100 trabajadores y otras relacionadas con personas con obesidad 1, no incorporadas en el grupo de riesgo de la OMS.Si se quiere activar estos sectores y exigir estos requisitos, en estos momentos en que no hay liquidez para empresas y mientras, de otro lado, existe carencia de personal médico en hospitales públicos, el tema es claro: apoyas decididamente a las empresas o no habrá reactivación. No hay espacio para conflictos entre empresa y Estado.

La oferta en educación del Estado no es suficiente. Por ello que se tiene como aliado al sector privado, para que este invierta en ofrecer educación en todos los niveles, otorgándola con regularidad y mejor calidad que la pública.

Mediante DL 1476, se obliga a colegios, universidades e institutos privados, a informar sus costos fijos y variables. El objetivo final: reducción de pensiones. Ello generará mayor confrontación entre padres de familia e instituciones educativas, y un capítulo más de populismo del gobierno. Nuevamente se pone en conflicto al sector privado con Estado. Aprovechando la pandemia se viene minando la Constitución, vistiendo al Estado y desvistiendo el sistema económico que nos ha dado resultado.

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