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A ver sí de una vez por todas entendemos que aquellas figuras de la música, teatro y televisión, aquellas que muchos idolatran y colocan por encima del común de los mortales son seres humanos de carne y hueso, con virtudes, pero también con defectos. Cometen errores como cualquiera, tienen días malos y algunos, a pesar de la apariencia, también patalean a fin de mes para pagar sus cuentas. Paremos aquí. Ya se habrán dado cuenta de que hablamos del Perú, porque en el idílico Hollywood se manejan otros códigos. Sigamos entonces. La única diferencia con los demás seres del “mundo real” es que tienen un talento que han desarrollado, y el público los acogió y les dio su respaldo. Existirán mejores que ellos, es indudable, pero así es la vida, a “quien Dios se la dio san Pedro se la bendiga”, como dice el dicho. Siempre es bueno recordar, entonces, que esos a quienes sigues no son infalibles; si los admiras debes recordar a cada instante que tienen de blanco y negro; y, si eres verdadero fan, ya sabes que la carne también viene con hueso. Pero en tiempos de redes sociales, a estas figuras no solo los siguen quienes tienen una fascinación por ellos. Hay muchísimos más que solo lo hacen para esperar algún comentario, metida de pata o simplemente porque el clima es aparente para darles duro con una violencia que sorprende. Como que se estuviera esperando el momento preciso para que una jauría hambrienta insulte, califique y agreda sin límite a aquellos que, por más errores que puedan haber cometido, no merecen ni una línea de lo que allí se lee. Y no hablamos de críticas, comentarios al trabajo, nos referimos al insulto barato, al agravio más espantoso con el que uno se queda con la boca abierta cada vez que ingresa a las cuentas de algunos artistas y comprueba lo ruin que pueden convertirse los seres humanos detrás de un teclado. Finalmente, si algo se tuvo que cuestionar sobre la conducta de estas figuras que gozan del respaldo popular, lo que les comentan echa por tierra cualquier intento de corregir errores. A estos que no siguen a personajes por admiración, sino por el simple hecho de darles duro, también les recordamos que esos hombres y mujeres que suben a un escenario y salen en la televisión son seres humanos que, tras la apariencia de invencibles, les afecta tanto como a ti que los insulten y los descalifiquen en todos los términos. Es hora de parar la mano.

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