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España acude a renovar a la totalidad de los diputados y a la mayoría de sus senadores, en una elección prometida por Pedro Sánchez pero que demoró todo lo que pudo mientras trataba de encontrar el momento conveniente, tras la censura a Mariano Rajoy y los acuerdos inéditos a los que llegó luego con partidos antisistema para hacerse del poder.

El asunto de las nacionalidades, y en particular el catalán, dominan el debate con la misma intensidad que terminó sacando a Rajoy del poder y fuerza hoy posiciones radicales y agresiones lamentables. Las últimas encuestas llevan a especular sobre cómo se darán las coaliciones para la formación del gobierno. Recordemos lo que le ocurrió en el 2016 a Rajoy y las dificultades para lograr acuerdos y formar gobierno frente a la avidez de Pedro Sánchez por hacer lo propio desde su segundo lugar. Hoy Sánchez ocupa el primer lugar en intención de voto y apunta a mantener las lealtades que le permitieron echar a Rajoy y recuperar el control de su partido. En la vereda de enfrente, el Partido Popular busca recuperar con Pablo Casado el espacio perdido, principalmente por la incapacidad de Rajoy. La fragmentación que se espera lleva a Casado a pensar en concesiones a Vox (escisión de un sector del PP que ya no se ve representado en el bipartidismo), como fue en Andalucía, y a Ciudadanos, cuyo líder, el catalán Albert Rivera, ha mostrado habilidad para inclinar la balanza como hizo en el 2016 y poca consistencia, según sus detractores.

Un envejecido Pablo Iglesias ve difícil ir en el mismo barco con Ciudadanos en apoyo a Sánchez, con lo que hace más complicado mantener a la izquierda en el gobierno si no aumentan sus votos, pero es verdad que una cosa es la campaña y otra las negociaciones con los resultados conocidos.

Un final abierto de una elección marcada por las etiquetas y que podría dar pie a semanas de negociaciones, de toma y daca, en este contexto de crisis de los partidos dominantes y una fuerte división alrededor del independentismo, negociaciones que son naturales y necesarias en la política, y de las que paradójicamente deberíamos aprender un poco.