En un inusual “Mensaje a la Nación” lleno de lugares comunes, Dina Boluarte Zegarra, dijo que ya fue notificada y que se someterá a las pesquisas que le abrió el Ministerio Público debido al velado origen de los lujosos relojes que empezó a lucir días después de haber asumido la Presidencia de la República.
En el pronunciamiento, la mandataria reutilizó una estrategia harto conocida y bastante aplicada por su antecesor, Pedro Castillo: se victimizó.
Como el golpista, apeló a su origen provinciano como garantía de honradez y para intentar desmerecer la gravedad de la denuncia en su contra y a ello le aumentó su condición de mujer. También apeló a la cercanía de la Semana Santa y a su dominio del quechua para dar más énfasis a su, debido a la demora, triste y fallido intento de control de daños.
El mensaje fue la definición de media trainning en toda regla y no podemos negar que la mandataria es una gran alumna, pero el fondo es que, pese a toda esta puesta en escena, la presidenta no aclaró nada y lo que ha hecho es ahondar más la crisis.
La respuesta era clara y desde un principio debió pasar por revelar el origen de los relojes y someterse a las consecuencias.