Dentro de los peores escenarios imaginarios que muchos peruanos negaban, entre social confusos, los denominados “cojudignos”, “héroes bicentenarios”, “odiadores habituales”, los antis, empresariado habitualmente negociador con el poder de turno, en general todos los peruanos enfrentamos hoy el peor de los escenarios, impensable hace un tiempo atrás.
Las condiciones se fueron dando en la medida que la doble moral de la caviarada avanzaba. Amplios sectores académicos del país, han sido copados por esta corriente de donde irradian sus cuadros y cual cáncer han hecho metástasis en la mayoría de instituciones fundamentales del país, minando la incipiente institucionalidad nacional, privilegiando su espíritu de cuerpo y los intereses de su “argolla”.
En ese contexto bastaba la presencia de un felón populista como el lagarto para conducirnos al abismo, con la ayuda de algunos medios de comunicación más los efectos de la pandemia han hecho posible el desgobierno del sombrero que hoy fatalmente padecemos.
Hechos flagrantes que no generan indignación, son expresión de la descomposición que vivimos. Un balbuceante presidente que en el “Encuentro Presidencial” con su homólogo de Colombia, invita a invertir en nuestro país, pero al mismo tiempo observa la ley que impide el referéndum como vía para cambiar de Constitución, como lo pretende el partido oficialista.
Parece que el gobierno ha entendido que no se desgasta con nada, y que haga lo que haga la respuesta será tibia como hasta hoy. Existen cándidos que aún creen que no estamos frente a un gobierno radical, viven una utopía. No existe nada más radical en tiempos actuales como pretender un nuevo “pacto social” a partir de una nueva Constitución, dejando de lado todo lo bueno que se debe rescatar del modelo constitucional y echando leña al fuego a partir de las naturales desigualdades y necesidades insatisfechas, aspectos que se deben ir corrigiendo.
Corresponde enfrentar esta distopía, con alianzas políticas e ideas de libertad y democracia, ingresando a escuelas, universidades, instituciones, sindicatos, comedores populares, juntas vecinales y cuanta organización social exista, el proceso es largo, debe ser constante, el activismo político es una necesidad frente al comunismo hambreador.