El presidente Pedro Castillo está empeñado en verles la cara de tontos a los peruanos en medio de la precaria situación judicial y política en que se encuentra, pues mientras por un lado va a la plaza pública y se llena la boca hablando de honestidad y de que no se corre de la justicia, por otro manda a sus abogados y operadores a que pongan todas las trabas posibles al trabajo del Ministerio Público y el Congreso, que lo tienen en la mira como presunto cabecilla de una banda criminal.

Luego que la Corte Suprema desestimara la tutela de derecho para excluir al mandatario de las diligencias iniciadas por el Ministerio Público por el puente Tarata III, bajo el argumento de que un presidente en funciones no puede ser objeto de investigación, su abogado, Benji Espinoza, ha dicho que la resolución será apelada y que de ser necesario acudirán al Tribunal Constitucional (TC) o a fueros internacionales. ¿No que se iban a allanar y a colaborar con los fiscales?

En el discurso político el mandatario se muestra como valiente y que da la cara, pero por otro envía a sus abogados a mover cielo y tierra para no ser sometido a pesquisas en etapa preliminar por hechos más que escandalosos, si se tiene en cuenta que por ese caso se encuentran prófugos el exministro preferido del presidente, Juan Silva, y el secretario de Palacio de Gobierno, Bruno Pacheco, situación que le podría costar el cargo el titular del Interior, Dimitri Senmache.

Si no hay nada que temer, debería ordenar a sus abogados detener todo recurso. Pero, sus defensores legales andan muy activos tratando de salvar a su patrocinado. De igual forma, si el suelo está parejo, el mismo mandatario debería permitir que el interrogatorio de la Comisión de Fiscalización del Congreso en Palacio de Gobierno, sea público. Ojo que esta sesión se realizará luego que el Poder Judicial rechazó otro recurso para impedir la investigación en el Poder Legislativo.

Los peruanos no se deberían dejar de sorprender por un personaje como el presidente Castillo, quien a todas luces no quiere colaborar con la justicia. Su actitud obstruccionista es evidente. Si está declarando ante la Fiscalía de la Nación y el Congreso, es porque el Poder Judicial lo ha obligado y no le queda otra. ¿Por qué se corre? Eso sin duda se sabrá en su momento, cuando policías honestos den con el paradero de Silva, Pacheco y el sobrinísimo Fray Vásquez.