“El Perú es un organismo enfermo: donde se pone el dedo, salta la pus”, es una frase de hace 100 años de Manuel González Prada, personaje que criticaba con mucho ímpetu a la clase política que gobernaba el país en ese entonces.
Han pasado 100 años y esa frase sigue vigente. La ciudadanía no se siente representada por su clase política. ¿Por qué? El Congreso de la República es una de las instituciones con más bajo nivel de aprobación. Cada cinco años que se renueva el Parlamento, sus representantes terminan siendo más cuestionados que los anteriores. La mayoría de alcaldes y de presidentes regionales se encuentran involucrados en serios procesos penales por haber hecho uso del cargo en su beneficio económico o de sus allegados. De igual manera, de los últimos 30 años, cinco de siete presidentes se encuentran procesados por delitos de corrupción y otro se encuentra fugado del país evadiendo la justicia.
El sistema de justicia no es la excepción a la regla. Los llamados “CNM-Audios” han desnudado un aparato de corrupción entre fiscales, jueces, consejeros del CNM, empresarios y políticos. En este círculo vicioso de favores y prebendas económicas, solo se benefician quienes son parte de la corrupción.
El sistema de justicia y el sistema político han fracasado en el país. Ningún ciudadano se siente representado. Estamos inmersos en un problema institucional en donde la población no encuentra respuestas en quienes deben dar soluciones.
Nuestra propuesta como Nuevo Perú es una Asamblea Constituyente, donde la ciudadanía sea protagonista del cambio y decida cuál es el horizonte que queremos como país. Una nueva Constitución es el camino.