Las circunstancias especiales que vive nuestro país y el mundo, nos invitan a reflexionar en la actitud a adoptar en nuestras relaciones humanas, que resumo en una palabra: solidaridad.

Esta crisis que paraliza al país, con la muerte como amenaza y realidad emergente, no debe permitir complacencia, ni olvido. Quien lucra abusivamente, antes, durante o después de la crisis debe ser sujeto de repudio social y de sanción por el Estado, además éste debería intervenir en el mercado para frenar especulación y aumentos injustificados y desmedidos.

Son principios básicos rectores de nuestra Constitución: la defensa de la persona humana, el respeto de su dignidad; la soberanía del pueblo, la división y equilibrio de poderes, todos encaminados a favorecer a la persona humana, en esa línea el crecimiento económico no debe estar reñido con el derecho a la integridad del ser humano.

Quien actúa en una economía social de mercado sabe que el mercado conducirá su actividad, dicha libertad implica un mínimo intervencionismo estatal, por ello, las empresas que funcionen en nuestro país, lo harán libremente consiguiendo sus objetivos y ganancias sin desproteger los derechos de los demás y contribuyendo al desarrollo de nuestra patria.

Dentro del mismo esquema económico, la actividad empresarial privada o pública reciben el mismo tratamiento legal, y la inversión nacional o extranjera se sujetan a las mismas condiciones, evitando que cualquier acción estatal administrativa, jurisdiccional o legislativa, tenga un trato preferente o discriminatorio, injustificado, los límites están en no lesionar los interese colectivos.

La democracia constitucional no puede permitir que se impongan posiciones de favorecimiento de los más poderosos económicamente o de aquellos que tengan licencia otorgada por el Estado para ofrecer servicios públicos, los presten en menoscabo de intereses generales en circunstancias de emergencia como la actual, ello conlleva la afectación de otros bienes jurídicos protegidos constitucionalmente, como los principios-derechos a la defensa de la persona humana, respeto de su dignidad y bienestar.

Exigimos del gobierno atención a la crisis sin desatender otros sectores, y del sector empresarial el ejercicio responsable de su actividad.