El 11 de setiembre de 2001, todo cambió en la historia de los Estados Unidos de América. El país más poderoso del planeta, que por esos años comenzaba a afirmarse como el súper hegemón mundial, era herido en su proceso internacional que por casi 250 años, lo había terminado encumbrando en un mundo unipolar. Había esperado la desaparición de la Unión Soviética en 1991 para terminar de afirmar su estatus en el poder internacional, y la realidad llevó al país a una impensada posición y rol, apareciendo en el globo tan vulnerable como los demás países. Washington es consciente de que debe esforzarse más de lo creído para no terminar desvaneciéndose en la sociedad internacional y sin el protagonismo que se le conoció durante gran parte del siglo XX. Es verdad de que EE.UU. no ha perdido su poder de nación relevante del mundo pero también lo es que el ataque de Al Qaeda lo afectó gravemente. Siempre será  bueno reconocer y aceptar el impacto que produjo el atentado de aquella mañana del 11S, como ha pasado a la historia, aquel momento fatídico en memoria estadounidense. El protagonismo de China en las últimas décadas se parece al del propio EE.UU. cuando Inglaterra y la denominada Era victoriana estaban en su etapa más vulnerable al inicio del siglo XX. No es que el decurso de los años que sigan será como lo que pasó al Reino Unido pero es evidente de que la Casa Blanca, la sede del poder ejecutivo de EE.UU., debe estar evaluando esta compleja realidad que podría convertirse en inexorable. En lo inmediato al presidente Joe Biden, la fecha no le servirá de nada para empoderarse en el frente interno e internacional como lo quiso, pues ha recibido muchísimas críticas por la reciente retirada de sus tropas de Afganistán, creando la idea bastante dominadora de que ha sido una derrota como se vio a la retirada estadounidense de Vietnam en 1975. Todo le ha salido al revés y dicho giro también le ha producido un impacto político tan solo a 9 meses del inicio de su mandato de 4 años. Le ha faltado visión y ese error tendrá un costo político para él, su partido y desde luego para el país.