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A pocos días de que se venza el plazo para la selección de los candidatos al Congreso por los diferentes partidos, los tejes y manejes de varias agrupaciones políticas comienzan a evidenciar que, lejos de ver la renovación que se reclama a gritos, tendremos más de lo mismo.

Un ejemplo claro es lo que se aprecia en los movimientos de izquierda, que están de un lado a otro buscando alianzas todas controversiales, con renuncias y críticas de por medio, precisamente de aquellos que hicieron de estos grupos su bastión de pelea.

Esto es lo que ha sucedido en el caso de Juntos por el Perú y Nuevo Perú, unidos en medio de la tormenta que comenzó cuando anunciaron su alianza con Perú Libre de Vladimir Cerrón, la cual finalmente no se cristalizó.

Pero no solo eso. En las regiones, las uniones políticas también dejan ver que el cambio está muy lejos. Son pocos los casos en los cuales se promueven rostros nuevos. La gran mayoría de precandidatos son aquellos que perdieron en las justas municipales y regionales, y quienes no lograron llegar al parlamento en el 2016.

El poco tiempo para las preliminares tampoco ha sido lo mejor para estas elecciones, ya que ha dejado en manos de los delegados partidarios la calificación de quienes, en reducido grupo, consideren los mejores cuadros, sin mayor explicación ni discernimiento.

El 8 de noviembre es el último día para el proceso previo. Luego de esa fecha, el ramillete de postulantes al Congreso será de conocimiento público. Entonces sabremos qué es lo que nos espera para el 2020. 

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