El destino, que muchas veces se encarga de ponernos en lugares y situaciones inesperadas, quiso, que a horas de diferencia, dos grandes de la actuación decidieran partir en un viaje sin retorno. El viernes último, en México, país en el que desarrolló gran parte de su carrera, falleció a los 87 Ricardo Blume, actor inmenso y ser humano excepcional, mientras que el sábado muy temprano, en su casa en Nassau, Sean Connery a los 90 dijo adiós, dejando tras de él una carrera exitosa y un personaje que lo marcó: el detective James Bond. Ambos formaban parte de esa cada vez más escasa estirpe de actores, que además de demostrar y reafirmar en cada trabajo su talento para la profesión que habían elegido, tambíén dejaban sentado su respeto para el oficio. Por eso, en este siglo XXI , mundo de las tendencias, los virales, las redes e influenciadores, el ver que personajes tan íntegros a sus valores se van despidiendo de a pocos, afecta y fuerte. Don Ricardo Blume, por ejemplo, formado en las canteras de la Asociación de Artistas Aficionados y fundador y exdirector del Teatro de la Universidad Católica, tuvo el estatus de estrella en México, pero nunca lo presumió. Luego de ser primera figura en su país con “Simplemente María” viajó al país azteca e hizo dos telenovelas en los años setenta que batieron récords; “Muchacha italiana viene a casarse” y “Mundo de Juguete”, que con 605 capítulos es una de las telenovelas de mayor duración de la historia. Su trabajo en la pantalla chica siempre lo alternó con el teatro, que era su gran pasión, y los años que estuvo vigente en los escenarios se codeó de igual a igual con las estrellas de Televisa que hoy lo lloran, como también los actores y actrices locales que tuvieron el lujo de trabajar con él. Connery, por su parte, en el mundo del cine la tuvo difícil cuando quiso despegarse del rol del 007 que tanta fama y fortuna le otorgó. Pero basta con verlo en “Robin y Marian” de Richard Lester , “El hombre que sería Rey” de John Houston y “Los Intocables” de Brian de Palma, comprobamos que trascendió a James Bond gracias a su talento. Blume y Connery, grandes actores, ejemplos para las nuevas generaciones, eternos ambos.