Vamos llegando al final de este 2019 y, lamentablemente, la sensación que tengo es que han sido 12 meses perdidos en que los principales problemas que golpean a los peruanos han sido dejados de lado por el gobierno del presidente Martín Vizcarra, quien ha preferido los fuegos artificiales y las acciones a gusto de la tribuna que, además, tampoco muestran grandes resultados, lo que sin duda en algún momento tendrá que pasarle la factura al inquilino de Palacio de Gobierno.

En materia económica no hemos ido bien. El 2,4% de crecimiento del producto bruto interno estimado para 2019 es una muestra. También está la deficiente ejecución del presupuesto en los diferentes niveles de gobierno, especialmente en los ministerios. No olvidemos tampoco que este año que termina, un proyecto tan importante como Tía María, en el Valle del Tambo, que podría mover la aguja en el mediano plazo, ha quedado suspendido y sin fecha de inicio.

En violencia callejera sobra decir que vamos de mal en peor. Pero acá no solo hay responsabilidad del Ejecutivo. También miremos a los malos jueces y fiscales que en algunos casos parecen trabajar para el hampa y no en favor de los ciudadanos.

No existe una estrategia que parta de la cohesión de las entidades a cargo de luchar contra este flagelo, que lleve a frenar los índices de acciones delictivas que vemos a diario a través de cámaras de seguridad que sirven de poco.

Uno de los caballitos de batalla de este gobierno ha sido la lucha contra la corrupción. Bueno, en el año que termina ha caído la quincha también al propio mandatario. Dos ministros como Jorge Meléndez y Zulema Tomás se fueron por acciones nada santas, mientras que Edmer Trujillo se encuentra en la cuerda floja, y ni qué decir del hermano de la secretaria general de la Presidencia de la República, Miriam Morales, trabajando en el Estado cuando no podía.

El presidente Vizcarra sigue siendo muy popular en las encuestas. Lo dicen Ipsos, Datum y otras. Pero este 2019 no ha sido bueno para el país. No se ha avanzado, no hay mayores logros que mostrar. Miremos la reconstrucción del norte, los colegios públicos y los hospitales que no dan más pero que tendrán que recibir a los millones adicionales que han sido afiliados al Seguro Integral de Salud (SIS).

¿Cambiarán las cosas en los siguientes 12 meses? Ojalá. El Perú lo necesita.

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