El año que se va estuvo convulsionado políticamente, con polémicas permanentes, con escándalos kilométricas, con mucha gente hablando de códigos y ética y practicándolos muy poco, con el Presidente Humala dándole las vacaciones más largas a sus promesas de honestidad y transparencia, con autoridades regionales y locales impactadas por las esquirlas de las denuncias y la corrupción.

El 2015 todo se multiplicará. Es un año preelectoral en el que la industria política producirá “floreros” al por mayor que sintonicen con una audiencia no demasiada inclinado a pensar por sí misma. Y a la estructura de la política no le alcanzará con presentar una propuesta, esta tendrá que chillar, golpear y sangrar.

Los candidatos a la presidencia del Perú, hasta ahora, son los mismos de siempre.

Keiko Fujimori: Una política previsible cuya única demanda es la libertad de su padre. Si Alberto Fujimori es indultado o le dan arresto domiciliario, ella no tendrá ninguna posibilidad de ganar las elecciones.

Alan García: No descansa un instante, no tiene recreos ni lagunas. Es el político más discutido y muchas encuestas lo encumbran como el gobernante más corrupto de la historia, pero él monta una exposición cada vez que aparece ante las masas y consigue adeptos diciéndole a la gente lo que quiere escuchar. Es un profesional de la política, un cultor de la palabra melodiosa e impactante, pero volátil y evanescente.

PPK: En lugar de los hábitos destemplados del político estándar, exhibe la comedida sonrisa del privilegiado que sabe que la realidad encajará en sus propuestas y que tiene las explicaciones para todo. En algunos momentos parece olvidado, pasa casi inadvertido, pero es parte de su plan. No actúa como le gustaría sino como le conviene.

Daniel Urresti: Como subalterno del Presidente Humala recibe la luz de los focos cada vez que le conviene a su jefe. El problema es que cuando el Mandatario se canse de él, la gente caerá en la cuenta que los servicios del ministro no fueron al Perú sino a su mentor..

Alejandro Toledo: Sus pergaminos están virando al sepia. Hace rato que no responde a las señas particulares de un político serio y transparente.

Como dicen algunos analistas: “¿Ha empezado el péndulo de la política su inevitable recorrido de regreso?”. No, creo que hay espacio para que aparezca alguien que convierta a estos candidatos en históricos veteranos . Su camino a la cumbre dependerá de la combinación de su habilidad política y su capacidad de sintonizar con las expectativas sociales reinantes.