Decía Seneca que el camino más frecuentado y más famoso, es el que más engaña. Nada parece importar más en la vida que seguir como ovejas el rebaño de los que nos preceden, yendo así no a donde hay que ir, sino a simplemente, a donde se “va”.

Dejar ir a la gente que no está lista para amarte, es lo más difícil que tendrás que hacer en tu vida y, también, será lo más importante. Hasta que no vacíes tu alma de todo aquello que te atormenta, no podrás llenarla de todo aquello que te hará feliz. Por ello, una gran recomendación que leí hace poco señala que, si uno quiere ser feliz, debe dejar de tener conversaciones difíciles con personas que no tienen interés en escucharte, dejar de asistir a espacios donde tu presencia no es apreciada, dejar de insistir en rodearte de aquellos que no valoran ni tu tiempo ni tu energía, sin que ello signifique cambiar tu esencia: simplemente, debes dejar de regalar tu tiempo a quien no te valora y tomar esa decisión, “cuesta” y cuesta mucho. Deja de seguir al rebaño y comienza a enrumbarte en tu propio destino, bajo tu propio instinto.

Si sientes que eres excluido, ignorado o no respetado, hazte el favor de reservar tu vida para quienes si te valoren y aprecien. Los seres humanos no somos para todos, ni todos son para uno.

Lo mejor que puedes hacer por ti mismo es liberarte de personas toxicas y proteger tu valía y energía para aquellos que son compatibles contigo. Finalmente, no somos responsables de salvar a nadie, de convencerlos para mejorar, de enseñarles el camino correcto, de iluminarlos como antorchas, ni de regalarles nuestras vidas. Nos merecemos amigos reales, personas verdaderas y saludables que nos aprecien y quieran de verdad. La decisión de tomar distancia de personas toxicas, te dará el amor, la estima, la felicidad y la protección que te mereces. Deja ir lo que no necesitas y pronto llegará lo que, realmente, te hace falta. Camina hacia donde planeas y no hacia donde te lleven los demás.