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La presencia de Edwin Oviedo en prisión parecía ser el punto más alto de la crisis institucional a la que se había visto sometida la Federación Peruana de Fútbol (FPF). Los problemas judiciales del presidente afectaban de manera directa la imagen del ente que rige los destinos del fútbol peruano y una vez que este fue encarcelado de manera preventiva todo indicaba que esa relación inevitable entre los conflictos de Oviedo y la situación de la Federación finalmente había encontrado una ruptura que marcaba una suerte de reinicio para la institución. Lamentablemente, esto no fue así.

Existía una percepción generalizada acerca de la responsabilidad económica dentro de la FPF. La capacidad de gestión que se exhibió cuando el ciclo de Oviedo inicia llevaba a pensar en un equipo sólido que buscaba subsanar la reputación de una Federación que venía de una gestión cuestionada. Los buenos resultados y la clasificación de Perú al último mundial llevaban a deducir que de la mano con esa capacidad de gestión llegaba una fuerte inyección económica que sería redistribuida de manera coherente. Esa idea quedó descartada cuando, hace unos días, el nuevo presidente de la FPF, Agustín Lozano, aseguró que, tal y como se encuentra económicamente la institución en este momento, es imposible que el Mundial Sub-17 se desarrolle en nuestro país. A pesar de los 188 millones de soles que el Estado va a desembolsar para el evento, Lozano señala que se ve en la necesidad de reunirse con miembros de la FIFA y evaluar las posibilidades con las que se cuenta para “salvar” la sede del torneo. La revelación se dio pocos días después de que se hiciera público un informe de la Fiscalía en el cual se consigna que la Federación gastó más de lo que ganó en Rusia 2018. Nueve millones, 347 mil 500 dólares en ingresos contra 14 millones 484 mil 434.06 dólares en gastos presentan un escenario caótico.

No hace mucho, Juan Carlos Oblitas contaba que nunca accedió a renovar cuando Oviedo estaba al frente de la FPF porque los montos que le ofrecía no eran responsables teniendo en cuenta la situación real que atravesaba la entidad. Dejó claro que con Lozano estaba ganando mucho menos. También se supo que los gastos de Paolo Guerrero en las audiencias con la FIFA para que pueda jugar el Mundial tras ser sancionado por dar positivo en doping fueron costeadas por la Federación de Oviedo. Todos celebramos que Paolo juegue, pero ¿le correspondía a la FPF asumir esos gastos?

Estamos cerca de protagonizar un papelón si es que no se llega a realizar el Mundial Sub-17, ese torneo que Oviedo destacó como un logro de su gestión, pero que en función al gasto de su proceso podría verse amenazado. Queda esperar lo que Lozano pueda lograr con su visita a la FIFA.