La valiente decisión del juez Ricardo Manrique Laura de ordenar 18 meses de prisión preventiva para Félix Moreno debería ser el inicio de una profusa y profunda investigación sobre los insospechados niveles de corrupción a los que se llegó en el Callao como jurisdicción. 

Hacia arriba, una pesquisa intensa tendría que determinar si Álex Kouri tuvo participación en las decenas de contratos, concesiones, obras y servicios que fueron un modus operandi de los operadores de Chim Pum Callao, la agrupación política que hizo del Primer Puerto el bastión de su podredumbre moral, la chacra de su lujuria. 

En niveles similares, tendría que descubrirse qué jueces, fiscales, jefes policiales, alcaldes distritales, congresistas y aliados de gobiernos se coludieron con los carteristas camuflados

de gobernantes y complementaron su banda criminal. Hacia abajo, habrá que investigar al hampa, las tan comentadas alianzas con “Caracol” y su gavilla, con los funcionarios de mando medio, con los de la Contraloría interna, con los periodistas untados en marisquerías, entre choritos a la chalaca y Pilsens Callao. ¿Por qué no se ha aclarado, por ejemplo, la muerte de Wilbur Castillo? Desde la llegada de Kouri a la alcaldía, hay poco más de 20 años de una hegemonía nauseabunda, de un régimen asociado con la farsa y la maquinación, y que escondió sus delitos bajo la falsa imagen de la eficacia. Por todo ello, urge que el Ministerio Público arme un equipo único y especializado, ad hoc, con logística y recursos, que trabaje en la zona, destape la olla y rasque el concolón. Los monstruos pueden estar al fondo.