Desde hace mucho se sabía que el expresidente Pedro Castillo era un tremendo cínico que se presentó como un “maestro rural, campesino y rondero” que buscaba la “igualdad” y la “justicia social”, cuando por otro lado vemos que recibía costalillos con fajos de billetes a cambio de entregar obras públicas a empresarios truchos y concretar nombramientos en el aparato estatal, tal como han admitido colaboradores al Ministerio Público.
Sin embargo, lo visto el viernes último en la cuenta de X del golpista ya parece propio de un relato surrealista, pues el recluso del penal Barbadillo se ha quejado de la decisión de la mayoría del Congreso de inhabilitar a dos miembros de la Junta Nacional de Justicia (JNJ). Afirma que la destitución Inés Tello y Aldo Vásquez es parte del “libreto de la captura de los organismos públicos del Estado”. Así, textual.
Parece que Castillo no recuerda que el 7 de diciembre de 2022 dio un golpe de Estado trasmitido en cadena nacional con la única intención de cerrar el Congreso y, sobre todo, de capturar el íntegro del sistema de justicia, incluyendo a la JNJ, así que si alguien en este país ha querido romper las puertas e ingresar a patadas a las instituciones públicas para quebrar el equilibrio de poderes y manejarlos a su antojo, ha sido el propio profesor.
Este sujeto tuvo la intención de asumir ilegalmente poderes absolutos en complicidad con su camarilla golpista y hasta dio órdenes a la Policía Nacional. No fue “una proclama” ni una tomadura de pelo ni una “idea suelta” lanzada desde Palacio de Gobierno y con la banda presidencial puesta. Y si el ilegal intento fracasó, fue porque las instituciones, la ciudadanía y hasta los ministros más incondicionales, le dijeron “no” para evitar la prisión.Castillo daría risa y hasta podría ser un personaje cómico, si no fuera porque es una muestra viviente de lo irresponsable que son los peruanos a votar, y porque además es acusado de llevarse varios cerros de plata que nos pertenece a todos los peruanos, que es una de las razones por las que una y otra vez el Poder Judicial le ratifica la respectiva orden de prisión preventiva, que más tarde, si hay justicia en el Perú, tendrá que convertirse en una larga condena de cárcel efectiva.