Sería trágico para el Perú que la próxima Mesa Directiva del Congreso quede en manos de algunos de los grupos políticos de izquierda que sirvieron como soporte al putrefacto régimen de Pedro Castillo, quien se fue por la puerta falsa y directo a la cárcel por haber dado un golpe de Estado con el que precisamente quiso cerrar el Poder Legislativo y adueñarse del sistema de justicia, es decir, por mandarle una patada a la separación de poderes que es puntal de la democracia.

Ninguno de los elegidos por las filas de Perú Libre, el partido del corrupto Vladimir Cerrón que lanzó a la fama al inepto y golpista Pedro Castillo, ni sus aliados de Juntos por el Perú, agrupación a la que pertenece el exministro Roberto Sánchez, investigado por el golpe del 7 de diciembre del año pasado, tiene por qué ponerse al frente de un Congreso que su “ídolo” quiso cerrar pisoteando todo el sistema legal y la Constitución.

¿Qué mensaje estaríamos dando dentro y fuera del Perú? A los aliados de un golpista y corrupto, aparte de incapaz, se les castiga políticamente y no se les pone al frente de un Congreso. No olvidemos cómo esta gente defendía a Castillo cuando por las puertas y ventanas de Palacio de Gobierno, brotaban como pestilente espuma los indicios de corrupción que poco a poco se van comprobando.

Además, por qué poner al frente del Congreso, donde se generan las leyes que nos rigen, a personajes que han sido elegidas bajo el “ideario” de Perú Libre, que propone que el país sea gobernado por una tiranía eterna y bajo un sistema en que la legalidad y las libertades serían letra muerta. Además, hasta ahora sueñan con una asamblea constituyente que no tiene el menor amparo legal para ser puesta en marcha.

Pero si la izquierda castillista y cerronista logra ponerse al frente del Congreso, obviamente no será por cuenta propia, pues no cuentan con los votos necesarios. Esto sería producto de un acuerdo con gran parte de lo que se llama “bloque democrático”, cuyos miembros estarían siendo cómplices de dejar al Poder Legislativo en manos de quienes han pretendido, de la mano de dos corruptos, hacer estallar este país y llevarnos a ser la nueva Cuba o Venezuela de la región.

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