Una de las razones de la alta desaprobación del Congreso es su predisposición a las luchas intestinas, que acarrean dejar de lado una acción conjunta para enfrentar la crisis política que reina en el país y darle soluciones. Lo ocurrido recientemente con la vicepresidenta del Parlamento, Lady Camones, es una muestra que la agenda de los congresistas no tiene nada que ver con lo que piden los peruanos: terminar con la inestabilidad y el desgobierno.

Todos coincidimos que en la bancada de Acción Popular hay integrantes con presuntos vínculos con la corrupción y por ello están investigados por el Ministerio Público, hasta el excongresista de este partido Víctor Andrés García Belaunde ha dicho que los “Niños” deben estar tras las rejas, sin embargo, no se puede sindicar a todos los legisladores acciopopulistas como delincuentes. Esa ligereza de Camones no solo afectará a ella sino también a su partido: Alianza para el Progreso, que en estos momentos hace negociaciones con otros grupos parlamentarios para presidir la mesa directiva del Congreso.

Mientras, el Legislativo se enfoca en el clientelismo y la guerra interna, el país se va al abismo con una inflación galopante, el incremento del precio de los combustibles y productos de primera necesidad y la inseguridad ciudadana. Parece que el Congreso no se da cuenta de la dimensión de la crisis que azota al Perú.