El presidente de la Comisión de Ética del Congreso, Diego Bazán, deslizó la posibilidad de investigar a su compañera de bancada, la congresista y tercera vicepresidenta del Parlamento, Rosselli Amuruz, tras su participación en una fiesta donde trágicamente perdió la vida un periodista audiovisual. Este suceso policial vuelve a dejar en entredicho la integridad de la clase política en el país, inmersa en escándalos, corrupción y ahora también en hechos de sangre.
Además de los cuestionamientos por su participación en la fiesta, han surgido nuevos hallazgos que comprometen aún más a la parlamentaria. Estos se relacionan con la aparente contratación irregular de personas allegadas a Paúl García, su presunta pareja, en un área del Congreso que está bajo competencia de Amuruz.
Lo ideal es que se lleve a cabo una investigación transparente, imparcial y exhaustiva, con el fin de esclarecer los hechos y determinar si hubo alguna conducta inapropiada por parte de la parlamentaria. Los peruanos ya estamos hartos de los congresistas, quienes ejercitan un poder arbitrario para blindar a sus colegas. La fiscalización, una labor que siempre prometen realizar en nombre del “pueblo peruano”, es algo que no se practica entre ellos. ¿Lo harán? Lo dudamos.