El caso del presidente de la FPF atrae como imán a todo el país. Por supuesto, sigue en boca de todos y hasta los políticos discuten con tanta vehemencia este tema que pareciera que su futuro dependiera del de Manuel Burga.

Quizá por ello, el Congreso ha puesto en marcha su plan B…urga para esquivar el gran problema de investigar los nexos de Martín Belaunde con el Gobierno. Aparentemente, todo su interés en buscar un enemigo como el mandamás del fútbol peruano está motivado por el terror que le provoca el reto estrictamente político. “Es evidente que Belaunde Lossio ha puesto a temblar a los congresistas del nacionalismo y al Gobierno en su conjunto”, ha dicho el parlamentario Mauricio Mulder, con mucha razón.

Con mucha celeridad el pleno del Congreso aprobó una norma que exige a los clubes a contratar seguridad privada ya que el ministerio del Interior no desplazará a los estadios gran cantidad de efectivos para resguardar el orden, como lo venía haciendo hasta ahora. Si no es así los partidos de fútbol serán suspendidos. En otras palabras, las latas de atún o de comida para perros en los supermercados tendrán más seguridad que los estadios. Con ello, no solo los campeonatos profesionales quedarían truncos sino también la Copa Perú, un torneo que rinde ganancias a las ligas departamentales, principales soportes de Manuel Burga. La intención es presionar hasta la quiebra al sistema futbolístico, algo que hizo el Gobierno uruguayo para provocar la caída del presidente de esa Asociación de Fútbol, Sebastián Bauzá.

No hay nada que hacer, en el Congreso no hay proyectos sino acomodaciones. Los políticos no actúan como se debe, sino como les conviene. Y están dispuestos a parecer conseguir sus objetivos gracias a la demagogia más burda. Ojo que fiarlo todo a sacar a Burga de su cargo no es un buen síntoma. A veces, es peor ocultar errores que hacerlos.

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