Mientras no tenemos gabinete por la errada decisión del Gobierno de plantear la cuestión de confianza ante el anuncio “naranja” de censurar a la titular de Educación, Marilú Martens, y el fujimorismo amenaza con no dejar que ninguno de los ministros del equipo de Fernando Zavala integre nuevamente el Poder Ejecutivo, nuestra economía camina mal en medio de una turbulencia política que nada bien le hace.

Ayer por la mañana, mientras el país aún no se recuperaba de lo visto la noche anterior en el Congreso, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) informó al país que el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) en el mes de julio fue de apenas 1.55 por ciento, una cifra que poco ayuda a alcanzar la de por sí ya baja meta de al menos 2.7 por ciento prevista para el 2017, tras varias reducciones de la proyección inicial.

Vemos al Ejecutivo y al Legislativo enfrentados por asuntos de política que, sin bien son de trascendencia para el país, dejan de lado asuntos vitales como los de la economía que no anda bien, tal como lo ha admitido el propio presidente Pedro Pablo Kuczynski. ¿Qué interesa más al peruano de a pie: la pelea que hay entre dos poderes o que sus representantes trabajen para mejorar sus condiciones de vida y su día a día?

Cuidado con estar favoreciendo a esa izquierda que calladita nomás mira todo desde el balcón, pues con el pleito entre Gobierno y oposición estamos alimentando a que ganen espacio sus absurdas propuestas económicas que ya han llevado a varios países al abismo. No les sería muy complicado presentarse como una “alternativa” ante la falta de “sensibilidad social” de los principales actores políticos de este momento. Ojo con eso.

En las elecciones generales del 2016, la gran mayoría de peruanos desechó las propuestas de la izquierda; pero el gobierno del presidente Kuczynski no está dando las soluciones que exigen los peruanos, mientras el Congreso se muestra como parte de la dificultad. ¿Para quién están jugando? Es tiempo de pensar en el país en el mediano y largo plazo. Se lo están poniendo en bandeja a quienes ya han fracasado largamente.

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