Los congresistas son personas de mucha suerte en este país, pues no solo aprueban su reelección a través de la creación de la Cámara de Senadores, se aumentan el sueldo con la sola decisión de cuatro personas y cuentan con la “amistad” del Poder Ejecutivo, como ha admitido días atrás la presidenta Dina Boluarte, lo que se ha manifestado ayer por la mañana con la actitud del ministro de Trabajo y Promoción del Empleo, Daniel Maurate, quien en Canal N hizo acrobacias verbales para no cuestionar el mencionado incremento salarial que recibirán los legisladores.
De igual forma, tienen suerte porque cuentan con una Comisión de Ética que está pintada en la pared, al extremo que ahora las máximas sanciones son llamados de atención y descuentos de dinero. Eso lo saben muy bien las “agradecidas” legisladoras acusadas de apropiarse de la plata de sus trabajadores. Los congresistas pueden hacer lo que les dé la gana y nada les pasará. Darwin Espinoza y el resto de “niños” también lo han experimentado, pues el otoronguismo está más vivo que nunca en medio de tantos rabos de paja.
Pero hay algo más. Tienen el apoyo nada menos que del defensor del Pueblo, Josué Gutiérrez, hoy convertido en “defensor del Congreso”, quien días tras salió a respaldar el aumento de la remuneración de los congresistas en casi tres mil soles, bajo el argumento de que hace 15 o 20 años no hubo incremento alguno, como si los legisladores que lo eligieron pese a su precariedad política y académica, y a su pasado de abogado de un delincuente como Vladimir Cerrón y de asesor de su bancada, lo merecieran.
Sería bueno saber en qué realidad vive el defensor Gutiérrez como para sacar cara por esta burla a todos los peruanos que tienen que trabajar más de 12 horas en medio la informalidad y condiciones muy precarias para llevar a casa unas cuantas monedas, y que ahora tiene que ver a “mochasueldos”, “niños” y defensores de delincuentes como los cerronistas Flavio Cruz y Kelly Portalatino, llevándose más plata al bolsillo porque se les ocurrió de la noche a la mañana, gracias a una transferencia que les hizo la “amiga” Boluarte.
En verdad no se puede pedir mucho a Gutiérrez, un triste escudero de Nadine Heredia, pero al menos por su condición de defensor del Pueblo debería mostrar algo de empatía con la indignación de los peruanos que ven cómo esta gente que en su mayoría no aporta al país se da un aumento de sueldo, algo que muy pocos pueden recibir en el Perú de estos tiempos. La postura del caballero es una verdadera cachetada a los peruanos y un espaldarazo a quienes seguro en dos años volverán como senadores de la República.