Hoy, 14 de abril, en todas las repúblicas del continente se celebra el Día de las Américas y se trata de una efeméride que busca relievar la soberanía de sus Estados en el marco de la unión voluntaria de una comunidad continental que denominamos el panamericanismo. La fecha no es una casualidad. El 14 de abril de 1890 se realizó la histórica Primera Conferencia Internacional Americana en el Distrito de Columbia (1889-1890), y en esa oportunidad fue creada la Unión de las Repúblicas Americanas con su secretaría permanente que fue la Oficina Comercial de las Repúblicas Americanas. Luego siguió la Unión Panamericana en 1948 que constituye la Organización de los Estados Americanos (OEA) que agrupa a las naciones del continente. La fuerza de esta celebración fue de tal impacto que Honduras, Guatemala y Haití decidieron soberanamente declarar esta fecha como día de su fiesta nacional. El panamericanismo, entonces, es más antiguo que el proceso universal de las Naciones Unidas cuyo antecedente fue la Liga de las Naciones de 1919. Las bases primigenias del referido panamericanismo fueron la diplomacia continental y el derecho internacional americano. Fue una etapa de muchísima solvencia jurídico-diplomática la que caracterizó al continente a mediados del siglo XX y su legado fueron los enormes desarrollos jurídicos con alcance mundial como fue, por ejemplo, la Convención sobre Asilo Diplomático de Caracas de 1954 que constituye uno de los mayores aportes de América al mundo; además, la conciencia político-jurídica de los gobiernos de las Américas los llevó antes a que pudieran adoptar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca – TIAR (1947), un instrumento jurídico, plenamente vigente, para la adopción de medidas de seguridad colectiva continental. Instituciones académicas de renombre adquieren importancia central en la vida americana como la Federación Interamericana de Abogados (IABA-FIA), fundada el 16 de mayo de 1948 y en nuestro país la vieja y Sociedad Peruana de Derecho Internacional con más de 108 años de existencia ininterrumpida, cada una de ellas abocada al desarrollo del panamericanismo desde la ciencia del derecho. En el marco político de las Américas ha correspondido a la OEA el proceso de la unidad en el panamericanismo desde su fundación a mediados del siglo XX y que debe contar con un mayor impulso político para su fortalecimiento hemisférico.