La presencia de Alejandro Soto en la Presidencia del Congreso de la República se ha convertido en una vergüenza para los peruanos y debería serlo también para los congresistas de las diferentes bancadas que lo sostienen en el cargo, a pesar de sus oscuros antecedentes. En teoría tendría que serlo también para su partido, Alianza para el Progreso (APP), pero bueno, ya sabemos muy bien de qué pie cojea César Acuña, el dueño de esa agrupación.

Ayer domingo, el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad San Antonio Abad de Cusco, José Bejar, ha dicho a través de RPP que ha interpuesto una denuncia ante la Oficina de Control Interno de esa casa de estudios pública, contra su exalumno Alejandro Soto, debido a que luego de una investigación preliminar se han detectado cuatro irregularidades académicas y administrativas en sus estudios de posgrado que le valieron para alcanzar los grados de magíster y doctor.

Ha señalado que se ha encontrado que el 66% de su tesis tiene un contenido no original, tal como había señalado semanas atrás el portal Infobae luego de someter la “investigación” al programa Turnitin. Días después Panorama denunció que Soto había usado la misma tesis con la que obtuvo su grado de magíster, para alcanzar el de doctor. Al día siguiente el Correo titulamos en portada “Se plagió a sí mismo”, que ilustra muy bien lo sucedido con este “digno” integrante del partido de Acuña, acusado de varios “copiar y pegar”.

Pero hay más. La autoridad de la casa de estudios cusqueña ha indicado que además de los plagios, hay irregularidades administrativas, al menos cuatro. En otras palabras, los grados alcanzados por Soto hacen agua por todos lados. Sin embargo, Béjar no ve mayor acción de parte de la universidad estatal, como institución, ante los hechos oscuros que habría cometido el actual titular del Poder Legislativo, y eso es muy grave. ¿Alguien dijo blindaje? Sería escandaloso.

El problema es que este señor el presidente del Parlamento y sus colegas no se dan por enterados. Lo siguen manteniendo en el cargo para vergüenza del país, vergüenza que también debería alcanzarlos a ellos. Pero no, parece que el pacto es muy fuerte y nadie quiere romperlo pese a las evidencias. Muchos se quejaban de los plagios en las tesis de Pedro Castillo en la universidad de Acuña, pero ahora callan ante el caso del “doctor” Soto. Y luego se quejan cuando les expresan rechazo en las calles.