Tal y como lo anunció, el Poder Ejecutivo presentó la demanda de inconstitucionalidad contra la ley, aprobada por insistencia del Congreso, que regula los alcances de la cuestión de confianza y ahora está en manos de un menguado Tribunal Constitucional (TC) dirimir en este nuevo conflicto entre dos de los tres poderes del Estado.

Lo más probable es que el órgano intérprete de la Carta Magna falle a favor del Legislativo, lo que provocará, sin duda, un enfrentamiento con el Ejecutivo siempre débil y en problemas por la falta de experiencia y roce político del propio mandatario.

El equilibrio de poderes es necesario para lograr la gobernabilidad y brindar estabilidad al país más aún en esta crisis sanitaria y económica causada por la pandemia que aún no hemos superado.

Esta incertidumbre, en la que estamos inmersos hace meses, no hace más que afectar a quienes menos tienen.

Por eso es necesario recordar que el Perú no puede detenerse y necesita que sus representantes se den cuenta que ya no están en campaña electoral, se pongan de acuerdo, dejen de lado sus diferencias políticas y recuerden que si logran trabajar juntos, el beneficio será para todos sin excepción.

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