El fin de semana se desarrolló en Roma, Italia, la XVI Cumbre de líderes del denominado G-20, que mirado a secas es el club de los países más ricos o poderosos del mundo y más allá que al unísono lanzaron monedas en la emblemática Fontana de Trevi de la capital italiana, la reunión no parece haber colmado las expectativas que se esperaba.

No ha sido un fracaso pero tampoco es para concluir que sus participantes han llegado a acuerdos notables. Siempre que sucede este tipo de encuentros, cuya consciencia de reunión internacional, fue uno de los legados de la histórica Paz de Westfalia, el mundo le sigue los pasos por la agenda que abordan. Por eso no concurro con aquellos que sostienen que son cumbres estériles. La falta de acuerdos concretos no la invalida. De allí que sí es verdad que han avanzado sobre todo en asuntos del cambio climático pero no los suficientes pues no han conseguido dar pasos sustantivos que pudieran advertir una reunión de la COP26 auspiciosa. Como a mi gusta hablar claro, entonces debo volver a decir que una vez más la reducción de gases de efecto invernadero ha mostrado reacios a los países más industrializados del planeta.

Así de cierto y realista es la situación. Las inversiones significativas por los países del G20 no se han visto como se esperaba pues ni siquiera han sido capaces de llevar al encuentro sus planes sobre las reducciones a que se iban a comprometer. Lo que salta en la confirmación es que los líderes han asistido extremadamente conservadores en este tema. Sumemos a que los participantes fueron a Roma pensando en sus agendas nacionales pendientes y por supuesto las rencillas que se han venido produciendo como el asunto de la venta de submarinos nucleares a Australia por EE.UU. que provocaron los recelos de Macron, como también la participación de Angela Merkel, con la enorme expectativa de conocer quién será finalmente su sucesor en el cargo de canciller de Alemania. Estuvieron los personajes más visibles de Italia, que organizó la cumbre, China, Japón, Rusia, EE.UU., Alemania, Reino Unido, Francia, India, Arabia Saudita, Canadá, Brasil, México, Australia, Argentina, Sudáfrica, Indonesia, Corea del Sur, Indonesia y Turquía y con ellos la Unión Europea y el invitado permanente que es España que participa en todas las sesiones desde 2008.