Hurgando en viejos papeles y libros de mi biblioteca, tomé por fin -después de un injustificado aplazamiento- un ejemplar de 1987, escrito por Áureo Sotelo Huerta. El autor indaga de forma objetiva, los hechos trascendentales del físico e ingeniero Santiago Antúnez de Mayolo, el genio peruano olvidado. No podía permanecer impasible ante esa catedral de la inteligencia y decidí ofrecerle este brevísimo artículo, como homenaje.
Antúnez de Mayolo integra esa selecta minoría de hombres que “hicieron el Perú”. Fue él quien diseñó y desarrolló el oleoducto del norte, para traer petróleo de la selva, la central hidroeléctrica del Mantaro, la desviación de las aguas del Mantaro hacia las cuencas del Pacífico para dotar de agua y energía a la capital, la central hidroeléctrica del Cañón del Pato, la carretera Pucallpa –Tingo María y el callejón de Huaylas, descubrió la piedra prismática de Chavín o el “obelisco de Chavín” -apropiado luego por J. C. Tello- , propuso la instalación de una planta de energía atómica en la costa del sur del Perú, el tren eléctrico, el plan de electrificación nacional, la industria siderúrgica, el túnel trasandino, etc. Pero, quizás el hecho de mayor envergadura, es el que realizó en 1924, me refiero al descubrimiento del neutrón, hito de la física moderna.
La demostración de la existencia del elemento neutro en la composición del átomo, fue obra del genio peruano por vía teórica y divulgado en el Tercer Congreso Científico Panamericano de 1924, ocho años antes que el premio Nobel de Física James Chadwick, quién hizo el descubrimiento del neutrón, por vía experimental. “El titán de las hidroeléctricas”, merece todo nuestro reconocimiento.