Mal haría el gobierno del presidente Manuel Merino, si es que desconoce y hace oídos sordos a los reclamos de la gente que reclama en las calles tras la vacancia de Martín Vizcarra, sobre quien pesan graves acusaciones de corrupción.
Mal haría también el ministro del Interior, Gastón Rodríguez, al decir que no hubo un duro accionar por parte de la Policía Nacional durante la movilización del jueves último que si bien empezó de forma pacífica, terminó en medio de una nube de gas lacrimógeno en el Centro de Lima. Los heridos, algunos de ellos periodistas, son una evidencia de que sí hubo uso de la fuerza, la cual no puede ser negada u ocultada.
El Gobierno debe entender que si bien el proceso que terminó con Merino en el Ejecutivo fue legal, tiene serios cuestionamientos por la manera en que fue logrado. Debe entender que la calle está caliente y que hay razón para ello, por lo que dar la cara y explicar debe ser la mejor salida.
La ciudadanía espera transparencia en la nueva gestión y esta debe dar muestras de una clara separación de poderes a fin de lograr llevar adelante el proceso de transición. Los que protestan no son enemigos, son peruanos.