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Mientras escribo estas líneas, Meche Aráoz aún no define el “gabinete de la reconciliación”. La semana pasada confirmó que esta semana estaría oleado y sacramentado. No tenía en sus planes el reclamado equipo de “ancha base”, sino uno de “mediana” para abajo. La negativa de los partidos a sumarse le habría hecho repensar el anuncio para la siguiente semana. Ese mismo día, viernes 29, PPK convocó al “Tucán” Bedoya y a Lourdes Flores. La reunión sorprendió a los invitados. PPK y Aráoz estuvieron bastante “tranquilos” y “serenos”, frente a la crisis que devino con el indulto a Fujimori y la percepción de un arreglo a cambio de la no vacancia. El día previo fue la marcha. Tampoco hubo preocupación, ni por la que se anuncia para la próxima semana. PPK y Aráoz creen que todo irá sin sobresaltos. Un nuevo gabinete, después la visita del Papa les daría un provechoso paréntesis a la turbulencia, el relajo del verano, el Mundial y sus previas, hacían pensar esa noche a las dos cabezas del Gobierno que el segundo debut no tendrá grandes complicaciones. En el domo ppkausa siguen, cada cual distante del otro, “mechistas” y “violetistas”. Los primeros, llamando a la collera que es la misma de Zavala; y los segundos, pidiendo que se les atienda, pero sin ser atendidos. Fuentes del Ejecutivo coinciden en que Meche no traería grandes cambios en el perfil de los ministros. Unos cuantos retoques, pero la nueva nómina ministerial tendrá el mismo núcleo tecnócrata ya conocido. “He aprendido sobre mí y mis errores, que no repetiré”, dijo PPK tras superar la vacancia. El humor inglés nos sigue gobernando.