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Mi amigo Manuel Burga estuvo preso un año en Piedras Gordas y otro con detención domiciliaria en Virginia, Estados Unidos, para afrontar un proceso penal en el que ha sido declarado “not guilty”, que en español es “no culpable”. Ello porque los 12 miembros del jurado se convencieron, fuera de toda duda razonable, que no participó, no sabía, no pidió ni recibió sobornos, en el marco de la conspiración de la cual era acusado.

Fueron 42 los acusados; 12 nunca fueron extraditados y de los 30 extraditados, 27 se declararon culpables. Solo tres fueron a juicio buscando demostrar su inocencia. Dentro de estos tres estaba Manuel Burga, el único encontrado inocente.

La justicia americana funciona de forma distinta a la peruana. En ella cuando un caso como este llega a la Corte, el fiscal tiene que demostrar la culpabilidad y el jurado determina convencido de que el acusado es inocente o culpable. Los términos que usa el jurado son “not guilty” o “guilty”. El juez instruye el proceso, lo guía y hace respetar las leyes.

Burga fue declarado inocente a pesar de que en Perú seguimos haciendo la diferencia y diciendo “no culpable”, la traducción literal. Burga le demostró al jurado que nunca tomó dinero ni conoció lo que sucedía.

Escuché a una periodista decir en televisión que “no importa, igual debería tener prisión preventiva porque seguro algo se le va a encontrar”.

Burga quizá fue un mal dirigente futbolístico o puede haberse atornillado en un puesto, pero los delitos en el Perú y en el mundo están tipificados en el Código Penal, y estos no son delitos.

Es hora de que los peruanos seamos un poco más prudentes al opinar en casos como este. Es hora también de que los que lo insultaron tengan la decencia de disculparse.