Es fundamental tener presente cuál es el rol del docente en los procesos de enseñanza -aprendizaje. Es necesario responder con conocimiento y convicción la interrogante: ¿el educador es un guía y un modelo -como algunos aún sostienen- en los procesos pedagógicos en las diferentes instituciones educativas?
De ninguna manera. El docente no es “un modelo”, pues no es perfecto. Es un profesional altamente formado. Es una persona con logros y potencialidades; pero también con debilidades que debe superar permanentemente para marcar positiva y no negativamente a sus alumnos. Esto le permitirá, por ejemplo, tener en cuenta que, si él tiene errores, los alumnos también los pueden tener. Y que deben considerarse para la retroalimentación y recuperación de los aprendizajes en un contexto formativo.
¿Es un guía? Tampoco lo es, porque dirigir rígida y milimétricamente a sus alumnos, así sea mediante clases activas, implica llevar a los alumnos por una sola ruta de aprendizaje que anula su creatividad e interactividad, así como dejar de hacer del error un motor para aprender. Debe promover en sus alumnos su espíritu innovador evitando clases donde predomine el reforzamiento repetitivo de los desempeños ignorando los procesos internos (cognitivos-intelectuales y socioemocionales) que se ponen en juego en las clases de manera prevista e imprevista. Por lo tanto, el maestro no es un modelo ni un guía. Es un profesional cuya misión es compleja: es orientador, facilitador y sobre todo un mediador educativo.
Saludo a los colegas maestros en su día jubilar (6 de julio). Hago votos por su valoración integral por el Estado y la sociedad. Mejores maestros, mejores alumnos, mejores ciudadanos.