Ayer, 2 de abril, celebramos en todo el Perú el Día del Abogado. Es la fecha del natalicio del jurista Francisco García Calderón Landa (1834), el presidente provisorio elegido por los notables de Lima (1881) que, por rehusarse a firmar el tratado que le imponía Chile para finalizar su invasión del país, fue enviado preso a Santiago de Chile. Por su gesta será siempre recordado como el presidente de la Dignidad Nacional. En el marco de esa fecha, el ilustre Colegio de Abogados de Lima (CAL) decidió rendir homenaje al recientemente desaparecido historiador y jurista nacional Juan Vicente Ugarte del Pino (92). Recibí el encargo de pronunciar el discurso de orden en que relievé la grandeza del aporte histórico y jurídico del maestro sanmarquino que fuera decano del CAL, presidente de la Corte Suprema de Justicia y presidente del Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina. Ugarte fue discípulo del enorme Jorge Basadre, nuestro mayor historiador de la República, a quien recordaba cuando el valiente historiador tacneño insistía en que el mejor abogado es el que sabe historia y economía. Ugarte en esa misma línea creyó que es imposible que un abogado se ufane de sólida formación jurídica sin que tenga profundidad humanística. En Los fundamentos de la historia del derecho, monumental aporte de Basadre para la historia del Derecho, don Vicente, que fue el mayor estudioso del Derecho Indiano, advirtió la imposibilidad de un certero y agudo análisis e interpretación del derecho si acaso no se cuenta con la profundidad del conocimiento. De allí que quien aspire a ser mejor abogado debe leer permanentemente y con ello volverse eficazmente lógico en la aplicación del derecho.