La presencia de Juan Silva Villegas al frente del Ministerio de Transportes y Comunicaciones es insostenible por ser capaz de mantener la vida de millones de peruanos en manos de malos empresarios y choferes de transporte público que son unos verdaderos salvajes, y que parecen ser los que mandan y ponen las condiciones al Estado a pesar de los millones de soles que deben en papeletas y de movilizar a los ciudadanos en condiciones infrahumanas.

Este señor no podría ser ministro en ningún país civilizado. Con tal de favorecer a sus colegas choferes que operan al margen de la ley, está atentando contra la vida de quienes viven condenados a seguir viajando en combis destartaladas conducidas por choferes infractores y que en muchos casos no tienen ni licencia de conducir en regla. Es el reino del caos, la informalidad y la prepotencia avalado por quien parece ser el ministro “estrella” del presidente Pedro Castillo.

Y señalo que este ministro parece ser el preferido de quien se llena hablando del “gobierno del pueblo”, porque Silva debió ser echado hace mucho tiempo, desde que se hizo evidente que no era capaz de poner a gente adecuada en las diferentes dependencias de su sector, lo cual era obvio si se tiene en cuenta que el “protector” de las combis asesinas jamás ha tenido experiencia en el sector que ahora maneja por esas cosas que solo pasan en el Perú.

En las últimas horas hemos visto el caso de la flamante jefa de la Superintendencia Nacional de Transporte Terrestre de Personas, Carga y Mercancías (Sutran), Doris Alzamora, quien ayer se ha visto obligada a renunciar ante las acusaciones de robos menores que ha dejado en tres comisarías de Lima. ¿Nadie se dio cuenta de esto antes de que sea nombrada? ¿O es que lo hacen a propósito para distraer otros escándalos como el de los ascensos en las Fuerzas Armadas?

Silva parece ser el típico alto funcionario de este régimen: sin experiencia en el sector a su cargo y con dudosos antecedentes, así que es un hecho que lo veremos allí por más tiempo, dinamitando los esfuerzos que se han venido haciendo para poner orden en las pistas, formalizar el transporte, sacar a los desadaptados del volante de una vez y evitar que más inocentes mueran debajo de combis chatarra que además deben varios miles en papeletas que ahora buscan eliminar. De terror.